miércoles, 5 de noviembre de 2014

CURSO ONLINE: “LA VIOLENCIA: DE GENERO, INTRAFAMILIAR Y HACIA LOS NIÑOS (ABUSO DE AUTORIDAD Y ABUSO SEXUAL) - INFANTICIDIO - LAS PERICIAS”

Este nuevo curso comienza el 6 de Noviembre y  esta dividido en 3 (tres) modulos. Su duración es de 4 (cuatro semanas). Lo dictaré a traves del campus virtual de C.I.J.U.S.O. - Fundacion de Ciencias Juridicas y Sociales de Buenos Aires. www.cijuso.org.ar/ 

Es un curso online, se dicta a traves del aula virtual de la citada Fundacion.
Un 'aula virtual' es similar a un sitio web, pero es privado: solo tienen acceso los alumnos y el profesor. Se ingresa con clave de acceso; cada alumno tendra: usuario y contraseña.
Se necesita una conexión a Internet para poder descargar los materiales y luego trabajar desconectado. Cada curso tiene una fecha de comienzo y una de finalización, junto con las entregas de los prácticos.


Está desarrollado para abogados y profesionales psi que trabajen con pericias o en el área forense con materiales tanto sobre la problemática psíquica correspondiente, como jurídica, segun el caso.
Trata sobre la violencia en todas sus formas; tiene trabajos prácticos para fines didácticos; tambien fallos relativos al tema y el link a las modificaciones sobre familia expuestas en el nuevo codigo civil. 

Programa:

Modulo 1: SOBRE LA PAREJA -
Género. Historizacion.Violencia de genero. Dinamica psiquica de la pareja conyugal. Fenomenos paradojales. Violencia social y abuso por parte del adulto hacia los menores. El acto violatorio. Funcion materna. Funcion paterna. Dominio vs Somentimiento. Trabajo Practico.

Modulo 2: SOBRE LA FAMILIA -

Generalidades. Disfunciones. Noción de inconsciente y funcionamiento familiar. Estructura familiar y sus desarrollos. El masoquismo. Que es un hijo?.Funcionamiento mental de una mujer que mata a su hijo. Infanticio vs Filicidio. Defensas psíquicas concomitantes. Daño al proyecto de vida. Trabajo Practico.

Modulo 3: SOBRE LOS ABUSOS Y EL DETALLES DE LAS PERICIAS –

La pericia psicológica. El perito psicólogo. Fueros. La entrevista. La bateria: los tests. Concepto de validez. Tests proyectivos. De inteligencia. De personalidad. El test de Rorschach. Tipo de pericia y tests a administrar. Paidofilia. Incesto consumado. Perfil del agresor. Daño infringido.


Quienes esten interesados pueden escribir a: inscripciones@cijuso-online.org.ar  o comunicarse conmigo, en este muro o escribiendo a: cesio.sonia@gmail.com

Está desarrollado para para abogados y profesionales psi que trabajen con pericias o en el area forense. Trata sobre la violencia en todas sus formas; tiene trabajos prácticos para fines didácticos; tambien fallos relativos al tema y el link a las modificacion sobre familia expuestas en el nuevo codigo civil. 

 BIBLIOGRAFIA CONSULTADA (desplegada en los diferentes los módulos)

Abadi, Gloria: "Vicisitudes del divorcio. Incidente en el régimen de visitas. Una lectura vincular". Foro de psicoanálisis y género. 1997. - "Divorcio terminable e interminable. Una mirada desde la clínica" . Panel- Actas II Congreso Argentino de Psicoanálisis de Familia y Pareja. Tomo I (2001)

Alkolombre, Patricia - "Esterilidad Femenina: el hijo como una pasión" . IPSO Journal. Ed. IPA. 1997. - "El malestar en la procreación" . Periódico El Otro. 1998 - "Femineidad, caminos de subjetivación" en Escenarios Femeninos. Ed. Lumen e IPA. 2000

Anastasi, Graciela - 'Violación en el contexto de violencia urbana y trauma' Publicado en:

Aulagnier, Piera. "La violencia de la interpretación. Amorrortu Editores. 1988.

Bernardez, Teresa. La contratransferencia basada en el género" . Isis Internacional, Ediciones de las mujeres. 1990

Besten, B.- "Abusos sexuales en niños".- Editorial Herder.- Barcelona - España.- 1997.

Benjamín, Jessica - “Los lazos del Amor. Psicoanálisis, feminismo y el problema de la dominación” - PAIDOS - 1996 - “Sujetos iguales, objetos de amor - Ensayos sobre el reconocimiento y la diferencia sexual” - PAIDOS IBERICA, 1997

Bohm, Ewald - “Manual del psicodiagnóstico de Rorschach” (1998)

Castañeda Chang, A.- "Maltrato infantil: Experiencia de trabajo en el módulo de atención al maltrato infantil en salud (MAMIS) del Instituto de Salud del Niño (ISN)".- Congreso Internacional de Psicología Clínica: Psicología, psicopatología y psicoterapia en el desarrollo humano.- Facultad de Psicología, Universidad de Lima.- 1997.

Cesio, Sonia - “Subjetividad abusada/dañada, cual es su cualidad?” –
Trabajo presentado en la Jornada “Abusos, excesos, violencias y maltratos contra niños: intervenciones en lo Real” –Jornadas de la Fundación San Javier -  2005  

Facultad de Psicología de la U.B.A. - Cat. II - Prof. Reg. Titular: Dr. Osvaldo H. Varela - Material correspondiente a la materia Psicología Forense (actualmente "Psicología Jurídica")

Fernández Sessarego, Carlos - "Derecho a la identidad personal" Ed. Astrea, Buenos Aires, 1992.El autor promovió una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en “Revista de Responsabilidad civil y Seguros”, editada por “La Ley”, Buenos Aires

Fuerte Montaño, Leonardo - "LA PAIDOFILIA: Aspectos actuales de la agresión sexual al menor" - Publicado en: http://psicologiajuridica.org/psj251.html

Fuentes Soriano, Olga - (2007). “Acciones positivas, tutela penal y tutela judicial en la Ley Integral”. En Gómez Colomer, Juan Luis. "Tutela procesal frente a hechos de violencia de género: la protección procesal de las víctimas de la violencia de género en España y en países relevantes de nuestro entorno cultural". Universitat Jaume I.

Jean Piaget - “La representación del mundo en el niño” (1926) “El lenguaje y el pensamiento en el niño” (1931) “El juicio y el razonamiento en el niño” (1932). “El criterio moral en el niño” (1934) “El nacimiento de la inteligencia en el niño” (1936) son algunas de sus obras.

Berenstein, I. y Puget J.-  “ Lo vincular” -  Paidos -  1997 - Bs. As. -


Berenstein, I“Familia y enfermedad mental” –  Ed. Paidos - 1987 - Bs As - Argentina
(1986) - "Acerca de las convicciones". Actas del VIII Simposio y Congreso Interno. El diálogo analítico II. APDEBA. Buenos Aires. (1990) - "Psicoanalizar una familia". Editorial Paidós. Buenos Aires. 1990 - "El vínculo y el otro" - Revista de Psicoanálisis -  APdeBA - Vol XXIII – 2001 -

Freud, S. - "Proyecto de Psicología para Neurólogos" (1895) - "Tres ensayos de una teoría sexual" Tomo VII -  (1905) - "Introducción del narcisismo" Tomo XIV – 1914 - (1916) "Conferencias de Introducción al Psicoanálisis" T. XVI - Conferencia N° 23a "Las vias de formación de síntomas" (1916/1917) - "El sepultamiento del complejo de Edipo" . Tomo XIX (1924) - “El problema económico del masoquismo” (1924) - "Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos" - Tomo XIX - (1925) - "Sobre la sexualidad femenina" . Tomo XXI – (1931) - OC -Amorrortu editores. Buenos Aires. 1979.

FEDERACIÓN ARGENTINA DE COLEGIOS DE ABOGADOS

Focault, M. - "El sujeto y el Poder". (1983) En Dreyfys H, L. y Rabinow, P:
Más allá del estructuralismo y la hermenéutica. Ficha .

Hornstein, L., - (2000) "Narcisismo, Autoestima, identidad, alteridad" - Editorial Paidós; pág. 43, Buenos Aires.

Kaës, R. - "Apuntalamiento y estructuración del psiquismo" - Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, 3/4, XV, (1991); 2, (1992), Buenos Aires.

Lewkowicz, I. (1999) C. P. Meltzer, D. Williams, M, H. (1990) - " La Aprehensión de la Belleza. Papel del conflicto estético en el desarrollo, la violencia y el arte" - Spatia Editorial. Buenos Aires. 1990. Cap. VI: El problema de la violencia.

Langer, Marie . - "Maternidad y Sexo" - Ed. Paidos.1951

Milmaiene, José E. - El daño psíquico, en "Los nuevos daños", Hannurabi - Buenos Aires, 1995, pág. 71.

 Moguillansky R. y Seiguer G. “La vida emocional de la familia” , Lugar Ed -1996 - Bs.    As. - 
Argentina.

Montevechio, Blanca. - "La condición femenina y la sociedad burguesa" en Escenarios Femeninos. Ed. Lumen e IPA - 2000.

Ocampo de Siquier, Maria L; García Arzeno, Maria E; Grassano de Piccolo, Elsa y colaboradores - "las técnicas proyectivas y el proceso psicodignóstico" - Tomo I y II (1978/9) Buenos Aires -

Puget, J. - “Formación psicoanalítica de grupo-Un espacio psíquico o tres espacios ¿son superpuestos?”. Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, XII, Nº 1 y 2. 1989. Descriptores: Caso clínico. Violencia.

Rojas, M. C. - (2004) "Dispositivo analítico familiar: finales de análisis" - Revista de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares 2, Buenos Aires - (2005) - " Familia/ s: del modelo único a la diversidad" - Revista Topía, Buenos Aires.

Romano, Ester - “Múltiples perspectivas en la comprensión del abuso sexual. Elementos de falibilidad y/ o certeza en el diagnóstico de víctimas y victimarios. Nuevas perspectivas interdisciplinaria en violencia familiar” -  SEXUALIDAD - Revista de APDEBA, Nº 2. 1994.

Tomä, Helmut y Kächele, Horst - “La primera entrevista y presencia virtual de los terceros ausentes” - Cap. 6 – Teoría y práctica del psicoanálisis – Tomo I - Ed. Herder – (1989) Barcelona

Uribe, Nicolás Ignacio - “Consideraciones psicoanalíticas sobre el abuso sexual y el maltrato infantil” - Revista Electrónica de Psicología Social «Poiésis» www.funlam.edu.co/revistas/index.php/poiesis/article/download   El autor es Magíster en Investigación Psicoanalítica U. de A. Psicólogo. Docente–Investigador Funlam

Winnicott, D., “Escritos de Pediatría y Psicoanálisis” (1958) - 'La capacidad para estar a solas' en “El proceso de maduración en el niño”, Editorial Laia, pág. 33, 1979







miércoles, 18 de junio de 2014

LA ‘TERAPIA ONLINE: MAS INFORMACION SOBRE EL DISPOSITIVO, ABORDAJE, CONCEPTUALIZACIÓN


En este trabajo doy a conocer mi práctica data del año 2002, donde  empecé a suministrar  tratamientos online y agrego los descubrimientos hallados a lo largo de estos años de trabajo.

Mi curiosidad y el interés se despertaron a partir de una circunstancia puntual. A principios del año 2000 fui colega/colaboradora en un sitio web español de psicología, en la sección Psicoanálisis. Dictaba cursos de técnica y teoría y respondía a preguntas en foros habilitados para tal fin. En un principio se referían a los temas dictados, pero rápidamente se deslizaron inquietudes sobre problemáticas personales y angustias varias por parte de quienes estaban cursando. Se formulaban preguntas sobre temas puntuales, productores de angustia. Mi formación y pensamiento psicoanalítico producían ciertas respuestas que aclaraban esa situación problemática pero a su vez, se abrían nuevas dudas, y el deseo de  profundizar las nuevas inquietudes; entonces surgían nuevos interrogantes. Y así sucesivamente,  se manifestaban más y más consultas.
Esta nueva interacción y el tipo de demanda, me despertó  gran atracción no solamente en cuanto a la tarea en sí misma; sino también acerca de profundizar sobre tan novedoso dispositivo. Apareció en mí la preocupación respecto de cuál podría ser la técnica más ajustada, que proporcionara alivio a la angustia y también el abordaje a la formación de síntomas. Me interrogué acerca de cómo investigaría el tipo de intercambio que se desplegaba entre el terapeuta y ‘el consultante’ (como se lo denominaba en ese momento).
Motivada por tantas inquietudes, decidí diseñar mi propio sitio web EnigmaPsi (http://www.enigmapsi.com ) y asi tener más libertad en cuanto a estos desarrollos.
Fui creando las condiciones para explayarme en función de cómo establecer un modo especifico relativo a este innovador abordaje psicológico.
El sitio progresivamente se fue ampliando, se transformó en un portal de salud con  registro de ISSN Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas (International Standard Serial Number, que permite identificar de manera única a cada publicación periódica).
Finalmente, incluí la sección ASISTENCIA ONLINE (http://www.enigmapsi.com/psiconline.html), explicando los hallazgos, las dudas, los debates con otros colegas. Esto dio lugar a diversas publicaciones tanto personales como de otros colegas interesados en el tema, que se hallan disponibles hasta el momento. Y a medida que se realizaron investigaciones también fui publicándolas.

La terapia online es un dispositivo muy controvertido, aún en el momento actual que ha crecido mucho la demanda de este tipo de asistencia. Se continúa debatiendo sobre el  tipo de relación que se despliega entre terapeuta y paciente; sobre la veracidad del discurso del paciente; sobre la efectividad en cuánto al fenómeno terapéutico;  se generan dudas sobre algún ‘uso adicional’ que puede hacer quien consulta con el aporte del terapeuta, etc.


Sobre los primeros tratamientos a distancia

Las solicitudes de terapia online llegaban a través del email y si se acordaba efectuar un tratamiento, se lo realizaba de ese modo. Se hallaba en plena vigencia uso del chat, que continúa vigente aunque perdió interés debido a que en la actualidad existen diversos modos de comunicación a través de internet.
Personalmente, nunca me despertó afinidad hacer conversaciones por a través del ‘chat’; así que solo he tratado a muy pocos casos.
El email llegaba con la solicitud de la consulta;  incluía el problema considerado como el  motivo de sufrimiento; junto con la pregunta sobre el método a seguir.
Mi respuesta incluía una breve respuesta sobre ‘el motivo de consulta’, la posibilidad de iniciar un tratamiento y establecía un encuadre. Dicho encuadre abarcaba una cantidad de emails: 3 (tres) con una determinada extensión cada uno y mi respuesta a cada email recibido; la frecuencia entre uno y otro y el costo de ese tratamiento. La propuesta llevaba a hacer de ese breve intercambio algo similar a una prueba, respecto de la experiencia a compartir.
Quienes realizan esta experiencia plantean sus experiencias dolorosas junto con la necesidad de otra comprensión de las mismas; de la búsqueda de un nuevo sentido a los problemas padecidos. Pero la solicitud de ayuda/asistencia, se envía sin saber los efectos emocionales qué generará la aplicación de este método terapéutico, considerando que hay una demanda a alivio a una angustia de considerable intensidad.

Siempre asistí a solicitantes desconocidos; nunca fue la ‘extensión’ de un tratamiento iniciado presencialmente y que, a causa de algún traslado lejano, apareció como alternativa su continuación con el modo online. 

Sobre los resultados obtenidos hasta el momento

Algunas personas que llevaron a cabo estos tratamientos, lo finalizaron (o interrumpieron) sin que nos conociéramos personalmente. Otras, que  eran de nacionalidad argentina y residían en el exterior, volvieron a la Argentina y lo continúan en el consultorio.
Puedo afirmar que en cada caso que asistí advertí la presencia del sufrimiento, de un efectivo  pedido de ayuda. Durante el transcurrir del trabajo conjunto, siempre tuve en cuenta si se distinguía una evolución en el/los tratamiento/s. Si había cambios en el tipo de discurso;  si las conductas equivalentes al ‘insight’ producían cambios en el estilo de vida de quien se hallaba recibiendo el tratamiento; si mis intervenciones  proporcionaban  comprensión y esclarecimiento.
En una ocasión, tomé un caso de asistencia online a través del email que transcurrió durante cuatro años (aproximadamente) en su totalidad. Durante los primeros dos años el trabajo se realizó a distancia por medio del lenguaje escrito (en el email); luego se continuó en el consultorio presencial y finalmente se llegó a un alta consensuada (fin de tratamiento).
El resto de los casos asistidos (la mayor parte) comprenden una buena parte del trabajo en modo online y posteriormente se continúan el tratamiento psicoanalítico en el consultorio presencial. Quedan excluídas aquellas personas que tienen residencia estable en otro país; en esos casos continuamos  avanzando del mismo modo (online).

En el momento presente, únicamente brindo asistencia a través de la videoconferencia con cámara web (con programa skype o similar) que es muy semejante al tratamiento presencial. El uso de teleconferencia posibilita que terapeuta y paciente puedan hablarse y mirarse; transmitirse gestualidad; desplegar un modo de discurso (profuso, silencioso, evacuativo, pensante); pueden advertirse los cambios en el relato, en los estados de ánimo, (enojo, aburrimiento, otros). Y el terapeuta tiene la posibilidad de hacer intervenciones al respecto.

Algunas modificaciones realizadas sobre el encuadre

He advertido a lo largo de los años que la solicitud de ayuda es imperiosa; la necesidad de aliviar de la angustia sin elegir el método con el que íbamos a trabajar (o estar advertidos sobre sus efectos), generaba (como sabemos) un movimiento emocional importante y daba lugar (en algunos pacientes) a lo que denominé:
1) situaciones de emergencia’, referida a la aparición de crisis de angustia de notable intensidad.
Las motivaciones de esas ‘emergencias’ son de variada naturaleza:
a) si hemos tratado recuerdos dolorosos olvidados que movilizaron esa carga afectiva y queda un plus residual, que hace efectos posteriormente a la sesión;
b) si están apareciendo sentimientos transferenciales y con ellos la necesidad imperiosa de asegurarse un contacto con el analista, independiente del encuadre pactado;
c) si hay emergencia de expresiones somáticas que generan inquietud y miedo (entre otras). Estos episodios críticos son de corta duración, ya que a través del trabajo analítico y las intervenciones planteadas, que  esclarecen y otorgan el significado a las circunstancias planteadas, cede la necesidad para dar lugar al pensamiento y la elaboración, con otra intensidad afectiva. 
Tener conductas pensadas ante estas eventualidades, seria equivalente a una legalidad:

1 - el paciente puede pedir y recibir determinadas intervenciones ‘extra’.
2 - el analista da cuenta de aquello que puede otorgar en caso de necesidad.


2) Otra modificación es la explicitación acerca de los fenómenos que ocurrirán en el transcurso del tratamiento y de que modo abordaré esa nueva producción. Doy a conocer la importancia del análisis de los sueños, de los síntomas, del valor de las ocurrencias; de la importancia de las vivencias infantiles en relación con el conflicto actual. Aclaro que ello constituirá un pasaje de un tipo de relato más ‘sufrido’ a otro más ‘pensado’, y fructífero en cuanto a una comprensión más profunda del/los conflictos.


3)  También incluyo nuestro accionar frente a accidentes tecnológicos que interrumpen temporalmente el trabajo conjunto. Les doy la posibilidad de ubicarme a través del teléfono celular, del mail y qué hacer si no hay respuesta inmediata, o del uso de mensajes privados (en las redes sociales).


Para los colegas interesados en esta temática y en el empleo de este dispositivo

Se requiere:
a)  tener experiencia previa en asistencia clínica, como para estar advertidos del problema que se planteará con los diversos tipos de consultas, y así derivar a tratamiento presencial en el caso que lo justifique.

b) importante interés en este tipo de asistencia, ya que la distancia (como dije más arriba) plantea problemas adicionales, que requieren la intervención del analista fuera del contexto pactado.

c) la familiaridad y el gusto por la informática, la que a veces nos plantea problemas difíciles de resolver, los que se superponen al trabajo con el paciente (son ajenos, pero nos mueven a resolverlo, en lo posible ‘ya’).
También, es favorable disponer de cierta inclinación a acompañar al paciente, particularmente en los inicios del mismo. Parafraseando a Freud sobre el juego de ajedrez y las aperturas, en ‘Sobre la iniciación del tratamiento…’ (1) es difícil decir que todos los comienzos son similares cuando empleamos este dispositivo. Que la apertura se convierta en un trabajo establecido y sostenido de análisis llevado a cabo por ambos, dependerá del deseo de quien consulta sobre modificar efectivamente su situación vital; sobre cómo podemos resolver las vicisitudes de la angustia inicial y de la tolerancia a la espera de quien consulta respecto de los resultados. Sobre los finales de tratamiento, todavía falta mucho para trabajar, investigar y estudiar.

Al  momento de la consulta, se plantea un episodio actual  traumático (motivador del pedido de consulta) y se advierte una situación de quiebre; causante de dicha solicitud imperiosa de obtener alivio. Se presentan como personas que están atravesando un intenso sufrimiento por las circunstancias históricas vividas, con dolor intenso, lo que resta capacidad al proceso de pensamiento.

Progresivamente se instala la transferencia analítica y aparecen otras posibilidades de comprensión de los conflictos.


Respecto del perfil de quien demanda esta praxis


Se podría decir que hay dos grupos de solicitantes:

1) quienes han vivido en vínculos familiares, de los que conservan una huella dolorosa en la interacción, similares a los que ya han tenido experiencias terapéuticas presenciales fallidas. En estos circunstancias, se trata de un intento de experiencia analítica, pero a través de ‘otra vía´;

b) para quienes el uso de internet se convirtió en el modo comunicacional privilegiado (leen, estudian, buscan amigos, pagan cuentas, programan viajes, etc). Entonces, si atraviesan un estado emocional doloroso, recurren a este dispositivo para tramitarlo.

La edad y el sexo de quienes consultan varían en una amplia gama: desde muy jóvenes hasta personas maduras; y de ambos sexos. Todas comparten el acceso a los códigos propios del ciberespacio y  resulta muy efectivo el trabajo terapéutico cuando deciden iniciarlo.

Estar familiarizados con los medios tecnológicos actuales y cómo usarlos, es una condición específica. Porque están en condiciones de resolver y/o tolerar  las vicisitudes que plantea el uso de computadoras, internet, programas de teleconferencia, corte de conexión, de sonido, y otros similares; que despiertan mucha ansiedad en el momento que ocurren.
El corte abrupto de la sesión que está transcurriendo generalmente puede solucionarse en el momento, pero en algunas ocasiones, no es posible. Ello genera nerviosismo y frustración, que puede sumarse a vivencias previas de la misma naturaleza.

El desconocimiento del dispositivo; la falta de empatía con la informática y más aún sentir poca confianza en el mismo, resultan desaconsejables para realizar tratamientos online.

La conveniencia de evaluar el perfil personal de quien consulta está dada en función de saber acerca de su 'analizabilidad': esa disposición de detenerse a reflexionar con el analista, y volver a pensar de una forma novedosa, sobre sus propias vicisitudes.

De parte del profesional es importante dar a conocer los antecedentes y experiencia profesional; buscar la forma de que el currículum y las referencias mencionadas en el mismo se hallen visibles y accesibles para quien consulta.

Este dispositivo no es apto para todas las personas: está contraindicado en quienes reciben medicación psiquiátrica (o que consumen sustancias frente a problemas emocionales); o con tendencia a actuar por impulsos de distinta naturaleza. En estos casos, es necesario indicarles que requieran ayuda interdisciplinaria en la zona cercana al lugar geográfico de su residencia.

Especificidad del dispositivo en relación con los fenómenos defensivos


a) hay problemas generales que conciernen a ambos (paciente y terapeuta) por los que puede interrumpirse la tarea, señalados previamente. Estas posibilidades se pueden prever y no plantean mayores inconvenientes (solo el disgusto por lo ocurrido).

b) pueden plantearse situaciones  similares pero alrededor del contexto de la sesión: en esos casos se entienden como si fuera un ‘ataque al encuadre’ . El fenómeno a que me refiero es cuando no se puede efectivizar la conexión por: olvido de la clave de acceso; por desconfiguración del programa empleado habitualmente, por confusión de día y hora, etc. Hay que tener en cuenta que el olvido de la sesión implica que el terapeuta está conectado a la videoconferencia esperando al paciente. Le envía mensajes por mail o mensajes por celular y no recibe respuesta. Alli nos planteamos: ¿Cuánto tiempo se espera? ¿Cuánto se le dedica de esa hora vacía? Se pone en juego la consideración de cada terapeuta, según el caso.
Posteriormente a esa circunstancia (cuando el paciente ‘aparece’ y comunica lo ocurrido, nos planteamos: ¿reprogramamos la hora? (como si fuera un problema informático); ¿trabajamos en la sesión siguiente lo ocurrido?.
La conducta a seguir requiere evaluación según la evolución del tratamiento y del insight del paciente. La interpretación de la defensa,  se hará en relación con las condiciones de comprensión del paciente, respecto del aquí y ahora de ese conflicto; y en función de la relación entre analista y paciente.

Al profesional con formación y abordaje psicoanalítico que decida trabajar a través de este dispositivo, se le plantea un desafío teórico y ético; y al mismo tiempo, un acto creativo. Enlazará la técnica conocida para estimular  la comprensión desde el relato manifiesto para que sea posible el acceso y la comprensión del contenido latente. Trabajamos como lo hacemos habitualmente en nuestra práctica cotidiana, pero conviene tener en cuenta que en este dispositivo la fragilidad, la rapidez, la ansiedad, junto con la necesidad de alivio poseen un alto requerimiento de inmediatez. Son elementos a tener en cuenta en los inicios de tratamiento.

Sobre el modo de trabajo

1- la forma comunicacional: personalmente, como ya expresé, en la actualidad solo trabajo mediante la teleconferencia con programa skype, siendo la forma mayormente solicitada;

2-  la frecuencia (generalmente de una vez por semana) es una frecuencia ‘ajustada’ pero en lo observable produce efectos terapéuticos llamativos;

3- los horarios pueden plantearnos dificultades, ya que tienen que coincidir con las posibilidades del profesional y del paciente, y en muchas ocasiones, hay que ajustarse a diferencia horaria del país donde reside uno y otro;

4 - los honorarios, cuyo pago se solicita que se realice en forma anticipada al inicio del tratamiento y por una cantidad de sesiones.
Particularmente, propongo empezar por un bloque de tres sesiones ya que este tipo de contacto inicial permite conocer el dispositivo; establecer una relación entre ambas partes de la dupla, en el sentido de ‘elegirse’ y es un compromiso de corta duración. Si se decide continuar, se renueva el contrato.

5- sobre la interrupción de la comunicación, estableciendo cuales conductas se tomarán cuando eso ocurra (como se citó previamente).


Algunos comentarios sobre los honorarios

Es conveniente, para el analista, que tenga un marco de referencia que incluya su formación personal, la antigüedad en la profesión, el tipo de  pacientes con el que trabajará, etc. Es algo así como un encuadre personal, referido al dinero que se espera recibir por el trabajo con el/los paciente/s (tanto presenciales como a distancia). Recordemos que los honorarios están relacionados con la satisfacción del analista en relación con el trabajo realizado y a su realización personal.
Respecto de la terapia online, existe la fantasía extendida de que es un tratamiento gratuito; al que se accede del mismo modo que a un sitio web, o a una biblioteca, o a la música que habitualmente se escucha o a las películas que se miran.
Sabemos que todo tratamiento tiene un costo, tanto económico como anímico. Conviene aclarar en estos casos que necesitará hacer una  ‘inversión económica’ aunque el tratamiento se realice por internet. Damos cuenta de la diferencia respecto de otros usos de internet, y de los beneficios personales que aportará la realización del mismo. 
Sugiero establecer el honorario y reclamar el pago previamente. Es como una especie de prueba del compromiso y del deseo de iniciar un tratamiento, y da pautas respecto de la posibilidad de continuarlo.

Conviene disponer de cierta flexibilidad respecto del encuadre en los tratamientos a distancia.

Generalmente, la persona a quien asistimos por medio de internet vive a una distancia considerable del analista (en otra nación). Es conveniente tener presente que cada país tiene su propia legislación ya que hay distintas leyes reguladoras del ejercicio profesional tanto para el médico como para el psicólogo.
Si bien no hay hasta ahora una deontología (Ciencia o tratado de los deberes profesionales ‘a distancia’ -3-) que se aplique para estos casos, otorga una mayor seguridad al terapeuta la anticipación de ciertas conductas frente a casos especiales.

La forma del tratamiento: entre ambos, terapeuta y paciente irán armando  un trabajo conjunto donde se hará posible la otra comprensión de discurso; posibilitará el conocimiento del material de naturaleza inconsciente; aparecerán fantasías, temores, sueños, ocurrencias. Se pondrá en marcha el ‘trabajo de análisis’.

Sobre el anonimato

Es frecuente que quienes poseen intención verdadera de hacer una terapia, revelen su identidad, dónde viven y con quién; y relaten sus padecimientos.
Hay algunos casos que solicitan tratamiento online con identidad figurada. Cuando se empieza a trabajar, y se indaga sobre la naturaleza de ese secreto, pueden ocurrir dos cosas: que se revele (la identidad y el motivo de esconderla); o que se interrumpa el tratamiento (muy común en estos casos).

Las intervenciones del analista

Al inicio del tratamiento es conveniente comenzar desde los detalles significativos del relato, empleando intervenciones del tipo:

a) señalamientos: de contradicciones, de aclaraciones; e indagar sobre la participación de la persona en los sucesos que comunica. Estas son las intervenciones privilegiadas en la terapia online ya que simultáneamente se establecerá un lazo afectivo, una relación a predominio de la confianza. Precede al desarrollo del vínculo entre paciente y terapeuta, y al despliegue transferencial.

b) confrontaciones: de una situación con otra, del relato con la aparición de sentimientos o vivencias llamativas. La intencionalidad es estimular la emergencia de ideas, y asociaciones novedosas (diferentes de las pensadas hasta el momento actual). La interpretación de contenidos (inconscientes) es posible realizarla según el tiempo transcurrido del trabajo conjunto y del momento del tratamiento; cuando hay lugar para las ideas nuevas de esa naturaleza. El riesgo, si el timming no es el adecuado, es que genere resistencias que obstaculicen el avance de la tarea analítica.

c) sobre  la transferencia analítica: Según mi experiencia, los fenómenos observables de modo progresivo son:
1 - un desarrollo de afecto hacia el terapeuta, con la intencionalidad de modificar la desconfianza inicial despertada tanto por el método y como por el profesional (que es conocido/desconocido). Generalmente hay un avance  desde la confianza al ‘lazo afectivo’, junto con la consideración de la sesión como un lugar beneficioso para tratar sus síntomas.
Sigue la emergencia de sentimientos de naturaleza tierna (de buen pronóstico), a la que le siguen los fenómenos relativos a la transferencia analítica (que serán analizables según el caso).
Cuando estemos frente a la aparición de sentimientos hostiles, se plantea un abordaje  dificultoso, especialmente si el paciente es proclive a interrumpir el tratamiento (lo que sería equivalente a huir frente a situaciones difíciles).
Si ese malestar se desplaza hacia situaciones enojosas de otra naturaleza (problemas con el pago, desacuerdos con lo señado por terapeuta, etc); con las intervenciones adecuadas por parte del analista, se le otorgará la acertada  significación al conflicto, y se mudará a sentimientos cariñosos.
La intensidad de la transferencia en el marco de la terapia online, no llega a producir la parálisis del análisis en curso (por ej, la interrupción de las asociaciones;  o poner el interés en la persona del terapeuta; o ‘la libido...se interna por el camino de la regresión y reanima imagos infantiles’ (2)), probablemente por la especificidad del dispositivo.
Cuando la transferencia alcanza la magnitud de transformarse en una resistencia significativa pueden pasar dos cosas;
 a) que se interrumpa el trabajo conjunto; o
 b) que se requiera un cambio en el dispositivo: del modo a distancia se hace el pasaje al  consultorio presencial.


Notas:


(1)- Cita del texto  “La iniciación al tratamiento”  (1913) S. Freud – Pag 125 – T XII - Amorrortu Ed -


(2) -Cita del texto “Dinámica de la Transferencia” (1912) - S Freud – Pag 100 - T XII - Amorrortu Ed -

(3) - Diccionario de la Real Academia Española


Bibliografia Consultada:

Balaguer Prestes, Roberto - "La voz del Psicoanálisis frente a las Nuevas Tecnologías" Publicado en: http://www.enigmapsi.com.ar/vozpsicoan.html   - “Cuentos infantiles y videojuegos. semejanzas y diferencias de dos objetos representantes de dos subjetividades” Publicado en: http://www.enigmapsi.com.ar/cuentosyvideos.htm  
“Internet: un nuevo espacio psicosocial” Ed. Trilce - Uruguay (1987)
“La pantalla. Lugar de encuentro, juego y educación en el siglo XXI” Ed. Frontera - Uruguay (2005)

Cesio, Sonia -  “La terapia online: indicaciones, contraindicaciones” (2012) http://www.enigmapsi.com/nvaconceptdetonline.html
Investigación realizada sobre el dispositivo de la terapia online” (2008) Publicado en:
“Es posible la psicologia online? - 3º parte - Controversia" (2005)
“Seminario sobre técnica psicoanalítica” – (2002)

Colicchio,  Elizabeth  -“Los adolescentes y la tecnología” - Tesis de Grado - Carrera de Psicología - UCA (Universidad  Universidad Católica Argentina) – 2003 – Publicado en: http://www.enigmapsi.com.ar/introducciontesis.html 


Etchegoyen,  Ricardo Horacio - " Los fundamentos de la técnica psicoanalítica “- 1992  - Ed Amorrortu -  Buenos Aires- Argentina


Garma, Angel -  "El psicoanálisis: teoría, clínica y técnica" -  (1971) Biblioteca de Psicologia - Ed Paidos - Buenos Aires - Argentina


Freud, Sigmund -  “Estudios sobre la Histeria” (1895);  “El método psicoanalítico de Freud” 1903/4;  “Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico” (1912); “Dinámica de la Transferencia” (1912) “La iniciación al tratamiento” (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis) (1913);  “Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica (1918)”;  “Esquema de Psicoanálisis” (1938). Todos estos textos en Obras Completas – Amorrortu Editores - Buenos Aires/Madrid - 1995 -










martes, 27 de mayo de 2014

Nosotros y la muerte (1) Sigmund Freud

Conferencia pronunciada el 16 de febrero de 1916 ante los miembros de B’nai B’rith de Viena (1a)

1- Honorable Presidente y queridos hermanos: Les ruego que no piensen que fue por un capricho el que haya escogido un título tan horrible para mi conferencia. Sé que hay muchas personas, tal vez también entre ustedes, que no quieren saber nada de la muerte y he querido evitar atraer a aquellos hermanos a pasar una hora que les hubiera resultado molesta. También hubiera podido modificar la primera parte del título: en lugar de «Nosotros y la muerte», podría haberse dicho «Nosotros judíos  y la muerte», porque la relación con la muerte que quiero tratar ante ustedes, la mostramos precisamente nosotros, los judíos, con más frecuencia y de la manera más extrema.

2. Ustedes pueden imaginarse fácilmente, empero, cómo llegué precisamente a la elección de este tema. Es una consecuencia de la horrible guerra que impera con su furia en estos tiempos y que nos está privando a todos de la orientación en la vida. Creo haber percibido que lo que ocupa el primer lugar entre los agentes que favorecen esta desorientación es la modificación de nuestra posición ante la muerte.¿Cuál es, pues, nuestra posición ante la muerte? En mi opinión es muy asombrosa. En general, nos comportamos como si quisiéramos eliminar la muerte de la vida; en cierto modo queremos ignorarla como si no existiese; pensamos en ella como... «en la muerte» (2)
Esta tendencia no puede imponerse evidentemente sin alteraciones. No cabe duda de que la muerte se nos manifiesta de manera ocasional. Entonces nos sentimos profundamente conmovidos y perturbados en nuestra seguridad como si fuera algo insólito. Decimos: «¡Qué horror!» cuando, en su intrepidez, un aviador o un alpinista muere en un accidente, cuando el derrumbamiento de un andamio entierra a tres o cuatro obreros, cuando en el incendio de una fábrica perecen veinte aprendizas o cuando se hunde un barco con varios cientos de pasajeros. Pero lo que más nos afecta es cuando le sobreviene la muerte a alguno de nuestros conocidos; cuando se trata de un hermano de B’nai B’rith, incluso celebramos una reunión fúnebre. Sin embargo, nadie podría deducir de nuestro comportamiento que reconocemos la muerte como una necesidad, que tenemos la firme convicción de que cada uno de nosotros deba una muerte a la naturaleza. Al contrario, cada vez encontramos una explicación que rebaja esta necesidad a la categoría de una casualidad. Esta persona, en concreto, que murió, había contraído una pulmonía infecciosa que de todos modos no había sido una necesidad; aquella otra ya había estado enferma desde hacía mucho tiempo, sólo que no lo sabía; una tercera, de hecho, ya era muy  vieja y débil. (Como contraposición la advertencia: On meurt à tout âge).Cuando encima se trata de alguno de nosotros, de un judío, habría que hacerse la idea de que un judío nunca muere de una muerte natural. Cuando menos, lo habrá estropeado un médico; de otro modo probablemente aún estaría vivo. Aunque admitimos que finalmente hay que morir, logramos alejar este «finalmente» a una lejanía inescrutable. Cuando se le pregunta a un judío qué edad tiene, contesta con preferencia: más o menos sesenta hasta ciento veinte.
3.En la escuela psicoanalítica a la que, como saben, represento, tuvimos la osadía de postular que nosotros –cada uno de nosotros– en el fondo no creemos en nuestra propia muerte. Lo cierto es que no la podemos imaginar. En todos los intentos de ilustrarnos qué sucederá después de nuestra muerte, quién la llorará etc., podemos percatamos de que en realidad aún estamos presentes como observadores. Resulta realmente difícil inculcar a alguien esta convicción, porque tan pronto se encuentra en la situación de hacer la experiencia decisiva, se vuelve inaccesible a cualquier comprobación.

4. Sólo una persona dura o mala cuenta con o piensa en la muerte del otro. Personas más sensibles y más buenas, como todos nosotros, se resisten a estos pensamientos, especialmente cuando la muerte del otro podría proporcionarnos una ventaja en cuanto a nuestra libertad, posición o riqueza.

5. Si la ocasión de que el otro se muere se ha producido no obstante, entonces lo admiramos casi como un héroe que ha logrado algo excepcional. Si habíamos tenido sentimientos hostiles, nos reconciliamos con él; hacemos callar toda nuestra crítica contra él: de mortuis nihil nisi bene, consentimos a gusto que en su lápida se graben alabanzas inverosímiles. En cambio, nos sentimos totalmente indefensos cuando la muerte se lleva a las personas amadas, a los padres, al esposo, a los hermanos, a los hijos o los amigos; no dejamos que nos consuele nadie y nos negamos a sustituir por otro a aquel que hemos perdido. Nos comportamos entonces como una especie de Asra (3) que muere cuando mueren aquellos que ama.

6. Esta relación nuestra con la muerte tiene, empero, una fuerte repercusión en nuestra vida. La vida se empobrece, pierde su interés. Nuestros lazos afectivos, la insoportable intensidad de nuestro dolor, nos vuelven cobardes, hacen que prefiramos evitar los peligros que nos amenazan a nosotros y a los nuestros. No nos atrevemos a considerar la realización de una serie de empresas que en el fondo serían imprescindibles, como los intentos de volar, los viajes de descubrimientos a países lejanos, los experimentos con sustancias explosivas. Nos paraliza la idea de quién sustituirá el hijo a la madre, el marido a la esposa, el padre a los hijos si se produce un accidente y, sin embargo, todas estas empresas son necesarias. Ustedes conocen el lema de la Hansa: navigare necessere est, vivere non necesse (navegar es necesario, pero vivir no). Consideren en cambio lo que cuenta una de nuestras anécdotas judías tan característica: cómo un hijo se cae de una escalera, yace inconsciente en el suelo y la madre se va corriendo a casa del rabino para pedir consejo y ayuda. Dígame, pregunta el rabino, cómo ha sucedido que un niño judío se suba a una escalera?

7.Lo que quiero decir es que la vida pierde en contenido e interés cuando la apuesta máxima, precisamente la vida misma, está excluida de sus luchas. Se vuelve tan vacía e insípida como un flirt americano, en el que desde el primer momento está claro que no debe pasar nada, al contrario de una relación amorosa continental, en la que la pareja debe pensar siempre en el posible peligro. Sentimos la necesidad de compensar este empobrecimiento de la vida y por ello nos interesamos por el mundo de la ficción, de la literatura y del teatro. En el escenario aún encontramos personas que saben morir y que incluso aún pueden matar a otros.



Ahí satisfacemos nuestro deseo de que la vida misma se mantenga como una verdadera puesta en juego para la vida, y también satisfacemos otro deseo: porque no tendríamos nada que objetar contra la muerte si no fuera porque pone fin a la vida, a algo que sólo poseemos en singular. Acaso no es el colmo que en la vida las cosas pueden suceder como en el juego de ajedrez, donde una única jugada equivocada puede obligarnos a abandonar la partida, pero con la diferencia de que no podemos comenzar otra de desquite. En el ámbito de la ficción encontramos esta pluralidad de vidas que necesitamos. Morimos con un héroe, pero sin embargo lo sobrevivimos y eventualmente morimos tan indemnemente con un segundo héroe en otra ocasión.

8. Ahora bien, ¿qué es lo que la guerra ha alterado en esta relación nuestra con la muerte? Muchas cosas. Nuestras convenciones acerca de la muerte, si puedo decir así, ya no las podemos sostener. Ya no podemos pasar por alto la muerte, debemos creer en ella. Ahora la gente se muere de verdad, y ya no son tampoco unos cuantos sino muchos, con frecuencia son decenas de miles en un día. Además, la muerte ya no es ninguna casualidad. Si bien aún parece ocurrir que una bala acierte por azar a uno u otro, la frecuencia pronto termina con la impresión de que sea algo contingente. La vida recobra así,ciertamente, su interés, vuelve a tener su contenido pleno.

9. Aquí habría que hacer una división en dos grupos, separando a aquellos que están, ellos mismos, en la guerra, arriesgando su propia vida, de los otros que se quedaron en casa y que sólo tienen la perspectiva de que la muerte se lleve a los suyos por heridas, infecciones y enfermedades. Sin duda sería muy interesante si pudiésemos estudiar cuáles son las modificaciones anímicas que lleva consigo la entrega de la propia vida en las batallas. Pero no sé nada de ello; pertenezco, como todos ustedes, al segundo grupo, a aquellos que se quedaron en casa y que sienten el temor por sus seres queridos.

10. Observándome a mí mismo y a otros en la misma situación, me da la impresión de que el aturdimiento que se ha apoderado de nosotros, la parálisis de nuestra capacidad de rendimiento están sustancialmente determinados por la circunstancia de que no podemos seguir sosteniendo nuestra acostumbrada relación con la muerte y de que aún no hemos encontrado una posición nueva frente a ella. Tal vez podamos contribuir ahora a nuestra nueva orientación, si entre todos analizamos otras dos relaciones con la muerte: aquella que podemos atribuir a los hombres primitivos, los hombres de la prehistoria; y aquella otra que aún se conserva en cada uno de nosotros, pero que se esconde, invisible para nuestra conciencia, en capas más profundas de nuestra vida anímica.

11. Hasta el momento, estimados hermanos, no les he dicho nada que ustedes no puedan saber y sentir tan claramente como yo. Ahora me encuentro en la situación de decirles algunas cosas que tal vez no sepan y algunas otras que seguramente no se las creerán. Debo admitir que sea así.

12. Pues bien, ¿cómo se comportó el hombre prehistórico frente a la muerte? Su posición frente a ella fue muy asombrosa, nada coherente, sino más bien bastante contradictoria. Pero pronto comprenderemos la razón de esta contradicción. Por un lado, el hombre prehistórico tomó la muerte en serio, admitiéndola como aniquilación de la vida y sirviéndose de ella en ese sentido. Por otro lado la negó, degradándola a nada. ¿Cómo es posible esto? La razón es que su posición frente a la muerte de un otro, del extraño, del enemigo, era radicalmente distinta de la posición frente a la suya propia. La muerte del otro le venía bien, la comprendía como aniquilación y deseaba ardientemente poder provocarla. El hombre primitivo era un ser apasionado,más cruel y malo que los otros animales. Ningún instinto le impidió matar y devorar otros seres de su misma especie, cosa que se sostiene acerca de la mayoría de los animales rapaces. El hombre primitivo mataba a gusto y como si fuera evidente. Por ello, la historia primitiva de la humanidad está llena de asesinatos. Lo que nuestros hijos aún hoy en día estudian en la escuela como historia mundial, es esencialmente una sucesión de genocidios. El impreciso y pesado sentimiento de culpa que domina a la humanidad desde sus comienzos y que se ha condensado, en algunas religiones, en la suposición de una culpa primitiva, de un pecado original, muy probablemente es la expresión de una culpa de sangre que cometieron los hombres de la prehistoria. En la doctrina cristiana aún podemos adivinar en qué consistió esta culpa de sangre. Si el hijo de Dios tuvo que sacrificarse para liberar a la humanidad del pecado original, se trataba, según la ley del Talión, de la venganza por lo mismo,del pecado de un homicidio, un asesinato. Sólo éste pudo exigir el sacrificio de una vida como compensación. Y si el pecado original fue una culpa para con Dios Padre, el crimen más antiguo de la humanidad tuvo que ser un parricidio, el asesinato, por la horda primitiva humana, del padre primitivo, cuya imagen rememorada se idealizó más tarde como divinidad. En mi libro Tótem y tabú (1913), he intentado recoger las pruebas para esta concepción del pecado original.

13. Permítanme que observe que la doctrina del pecado original no es una innovación cristiana sino una parte de la creencia prehistórica que se perpetuó a lo largo de casi todos los tiempos en corrientes religiosas subterráneas. El judaísmo dejó cuidadosamente de lado estos recuerdos oscuros de la humanidad y tal vez fue por eso que se descalificó como religion universal.

14.Volvamos al hombre primitivo y a su relación con la muerte. Hemos escuchado cuál fue su posición ante la muerte de un extraño. Su propia muerte seguramente le fue tan inimaginable y tan irreal como lo sigue siendo todavía hoy en día para cada uno de nosotros. Sin embargo, para él se dio un caso en el que las dos posiciones contrarias ante la muerte chocaron y entraron en conflicto, y este caso adquirió una gran significación y tuvo consecuencias muy importantes y de largo alcance. Este caso se dio cuando el hombre primitivo vio morir a uno de sus parientes, a su mujer, su hijo, su amigo, a los que seguramente amaba de manera parecida como nosotros a los nuestros, porque el amor, ciertamente, no es más joven que el deseo de matar. Así, él mismo conoció la experiencia de que uno puede morir, porque cada uno de estos seres queridos era una parte de su propio yo, aunque, por otro lado, estas personas queridas también eran en parte extrañas. Según leyes psicológicas que aún hoy en día tienen su validez y que imperaban mucho más incondicionalmente en tiempos prehistóricos, estas personas eran al mismo tiempo queridas y extrañas, enemigos que habían provocado en él una parte de sus sentimientos hostiles.

15. Los filósofos han sostenido que el enigma intelectual que la imagen de la muerte significó para el hombre primitivo lo haya obligado a la reflexión y que de este modo se haya convertido en el comienzo de toda especulación. Quisiera corregir este postulado y restringirlo. Lo que desencadenó la investigación del hombre no fue el enigma intelectual ni tampoco todos los casos de muerte, sino que fue el conflicto de los sentimientos al producirse la muerte de seres queridos que también eran personas extrañas y odiadas.De este conflicto de los sentimientos surgió primero la psicología. El hombre primitivo no pudo seguir negando la muerte, ya que la había experimentado parcialmente por medio de su dolor, pero sin embargo no quiso reconocerla porque no pudo pensarse a si mismo como muerto. Así se metió en compromisos, admitió la muerte pero negó que fuese la aniquilación de la vida como la había pensado para sus enemigos. Junto al cadáver de la persona querida inventó los espíritus, pensó en el desdoblamiento del individuo en un cuerpo y un alma, u originariamente en varias almas. Con la conmemoración de los difuntos se creó la idea de otras formas de existencia, para las que la muerte sólo era el comienzo, la idea de una continuación de la vida después de una muerte aparente. En un principio, estas existencias ulteriores sólo fueron apéndices de aquella que la muerte terminó, apéndices como sombras vacías de contenido y menospreciados que aún tenían el carácter de soluciones precarias. Permítanme que les cite las palabras con las que nuestro gran poeta Heinrich Heine –por cierto, en plena concordancia con el viejo Homero – hace expresar al Aquiles muerto su menosprecio por la existencia despues de la muerte.

El pedante más nimio viviente, en Stuttgart sobre el Neckar, más feliz se siente que yo, héroe muerto, hijo de Peleo, rey de las sombras en el mundo subterráneo. (4)

16. Sólo más adelante, las religiones lograron convertir esta existencia póstuma en la más apreciada y la plenamente válida, devaluando así la vida terminada con la muerte a una mera preparación. Por tanto, no fue más que coherente el prolongar la vida también al pasado, inventando las existencias anteriores, los renacimientos, la reencarnación y transmigración de las almas, todo ello con la intención de privar a la muerte de su significado de eliminación de la vida. Es muy significativo que nuestras Sagradas Escrituras no hayan tenido en cuenta esta necesidad del hombre de una garantía de la continuidad de la existencia. Al contrario, en una ocasión leemos: «Sólo los vivos alaban a Dios». Supongo, y ustedes seguramente saben más sobre esto, que la religión popular judía y la literatura que sigue a las Sagradas Escrituras tienen una posición distinta frente a la doctrina de la inmortalidad. Pero quisiera incluir también este punto en los agentes que hicieron imposible que la religión judía sustituyera a las otras religiones antiguas después de la decadencia de éstas.

17. Junto al cadáver de la persona querida no sólo se originaron la doctrina del alma y la creencia en la inmortalidad sino también el sentimiento de culpa, el miedo a la muerte y los primeros mandamientos éticos. El sentimiento de culpa surgió de la ambigüedad del sentimiento hacia el difunto, el miedo a la muerte de la identificación con él. Esta última, mirándola desde un punto de vista lógico, fue una inconsecuencia, puesto que la incredulidad frente a la propia muerte no se podía eliminar de este modo. Tampoco nosotros, los hombres modernos, hemos avanzado más en la resolución de esta contradicción. El mandamiento ético más antiguo y aún en la actualidad más significativo, que se impuso en los tiempos más remotos, es «no matarás». Se había aceptado junto al muerto querido y se extendió paulatinamente también al no querido, al extraño, y finalmente también al enemigo.

18. En este punto quisiera hablarles de un hecho asombroso. El hombre primitivo sigue existiendo en cierto modo, está representado en los salvajes primitivos que al menos le son los más próximos.
Ahora, ustedes se inclinarán a suponer que este primitivo, el salvaje australiano, el de Tierra del Fuego, el Buschrnann, etc., son asesinos impenitentes. Pero se equivocan. El salvaje, en este aspecto, es más sensible que el civilizado, al menos mientras aún no ha sucumbido bajo la influencia de la civilización. Después del final feliz de la Guerra Mundial que actualmente hace sus estragos, los soldados alemanes victoriosos volverán a sus hogares, junto a sus esposas e hijos, sin demora e imperturbados por pensamientos sobre los enemigos que mataron en la lucha cuerpo a cuerpo o con armas de largo alcance. Pero el vencedor salvaje que vuelve de la senda de la guerra, no puede entrar en su pueblo ni ver a su mujer antes de haberse sometido a una larga y compleja penitencia por sus asesinatos bélicos. Ustedes dirán: «Bueno, el salvaje aún es supersticioso, teme la venganza de los espíritus de los caídos». Pero los espíritus de los caídos no son otra cosa que la expresión de su mala conciencia por su culpa de sangre.

19. Permítanme que siga hablando aún un momento de este mandamiento, el más antiguo de la ética: «No matarás». Tanto su aparición temprana como su insistencia nos permiten sacar una conclusión importante. Algunos han sostenido que llevamos en nosotros un instintivo y profundamente arraigado rechazo contra el asesinato. Pues bien, podemos probar fácilmente lo acertado de este postulado. Tenemos a nuestra disposición unos ejemplos muy buenos de este rechazo instintivo y heredado.

20. Permítanme que los lleve a uno de nuestros bellos balnearios meridionales. Allí hay viñedos con suculentas uvas. En estos viñedos también hay serpientes oscuras y gruesas, por cierto, animales totalmente inofensivos, llamados culebras de Esculapio. También hay letreros de prohibición en estos viñedos. En uno de ellos leemos: «A los huéspedes del balneario se les prohíbe terminantemente que se metan en la boca la cola o la cabeza de las serpientes». Sin duda, ustedes dirán que esta prohibición es totalmente absurda y superflua porque tal cosa no se le ocurriría a nadie. Tienen razón. También vemos otros letreros de prohibición, en los que se advierte no coger uvas. Esta prohibición la consideramos más justificada. Pero no, no nos engañemos. Entre nosotros no hay un rechazo instintivo al asesinato. Somos los descendientes de una larga serie de asesinos. El deseo de matar lo llevamos en la sangre y esto tal vez pronto lo habremos averiguado también en otro contexto.

21. Abandonemos ahora al hombre primitivo para interesarnos en nuestra propia vida anímica. Tal vez sabrán que tenemos un procedimiento de investigación con el que podemos averiguar lo que acontece en los estratos profundos del alma, escondidos a la conciencia, es decir, una especie de psicologia submarina.

22. Preguntemos pues: ¿cómo se comporta nuestro inconsciente frente al problema de la muerte? Y ahora seguirá eso que ustedes no creerán aunque ya no les resultará nuevo puesto que se lo he descrito hace un momento. Nuestro inconsciente tiene la misma posición frente a la muerte que el hombre prehistórico. En éste como en muchos otros aspectos, el hombre primitivo sigue sobreviviendo inalterado dentro de nosotros. Es decir que el inconsciente en nosotros no cree en la propia muerte. Se ve forzado a comportarse como si fuese inmortal. Tal vez incluso el secreto del heroísmo sea éste. Es cierto que la fundamentación racional del heroísmo se basa en el juicio de que la propia vida no puede ser tan valiosa como ciertos otros bienes, más generales y abstractos. Pero pienso que el heroísmo impulsivo e instintivo será más frecuente. Es aquel heroísmo que se comporta como si hubiese una garantía en la conocida exclamación del picapedrero Juan «¡No te pasará nada!» (5) y que consiste en entregarse simplemente a la creencia del inconsciente en la inmortalidad. El miedo a la muerte que sufrimos con mucha mayor frecuencia de lo que creemos, es una contradicción ilógica de esta seguridad. Por cierto que este miedo no es ni mucho menos tan originario como el sentimiento de culpa y en la mayoría de los casos es un resultado de éste.

23. Por otro lado aceptamos la muerte de extraños y enemigos y la utilizamos contra ellos como lo hicieron los hombres primitivos. La diferencia sólo está en que no ocasionamos realmente la muerte sino que sólo la pensamos y la deseamos. Pero si ustedes dan crédito a esta realidad psíquica, pueden decir que en nuestro inconsciente todos seguimos siendo aún hoy en día una banda de asesinos. En nuestros pensamientos silenciosos eliminamos a todos los que se interponen en nuestro camino, a los que nos ofenden o nos han perjudicado, a diario y en todo momento. El dicho «¡que se vaya al diablo!» que tantas veces se nos escapa como exclamación inocua y que en realidad significa «que se lo lleve la muerte», es algo muy serio para nuestro inconsciente. Nuestro inconsciente mata incluso por bagatelas: como la antigua legislación ateniense de Dracón, para los delitos no conoce otro castigo que la muerte. Y esto tiene ciertas consecuencias, porque cualquier daño de nuestro yo omnipotente y presumido es en el fondo un crimen laesaemaiestatis.
Es una verdadera suerte que todos estos malos deseos no tengan poder. De otro modo el género humano se hubiese extinguido hace mucho y ni los mejores y más sabios entre los hombres, ni las más bellas y amables entre las mujeres se hubiesen salvado. No nos equivoquemos tampoco en eso, aún somos los mismos asesinos que fueron nuestros antepasados en tiempos primitivos.

24. Puedo decirles esto con toda la tranquilidad porque sé que en todo caso no se lo creerán. Ustedes creen más en su conciencia que rechaza tales posibilidades como difamaciones. Pero no puedo privarme de recordarles que hubo poetas y pensadores que no sabían nada del psicoanálisis y que sin embargo sostenían cosas parecidas. Sólo un ejemplo. J. J. Rousseau se interrumpe en un punto de su obra en una reflexión para dirigir una extraña pregunta a sus lectores. «Supongan –dice– que en Pekín existe un mandarín –Pekín estaba entonces mucho más lejos de París que hoy– cuya muerte les podría traer grandes ventajas y ustedes pudiesen matarlo sin abandonar París, por medio de un mero acto de voluntad, naturalmente sin que existiese la posibilidad de que se descubriera su cometido. ¿Están seguros de que no lo cometerían?».  Bueno, yo no dudo de que muchos entre los estimados hermanos aquí presentes tendrían el derecho de asegurar que no lo harían. Pero en general, yo no quisiera ser ese mandarín, creo que ninguna compañía de seguros de vida lo aceptaría como cliente (6)

25. La misma verdad incómoda se la podría exponer en una forma que les puede causar incluso placer. Sé que todos ustedes gustan de escuchar chistes y supongo que no han reflexionado demasiado sobre el problema del origen del agrado que estos chistes producen. Hay un género de chistes que se llaman cínicos; no son los peores ni los más sosos. Puedo decirles que lo que forma parte del secreto de estos chistes es el disfrazar una verdad escondida o negada, que en sí misma sería ofensiva, de tal manera que incluso nos puede deleitar. Por medio de ciertos dispositivos formales, ustedes se ven forzados a reír; su juicio queda desarmado y así, la verdad que de otro modo hubiesen condenado, se infiltra de contrabando delante de sus ojos. Por ejemplo, conocerán la historia de aquél hombre al que se le entrega una esquela fúnebre en una reunión social y él se la mete en el bolsillo sin leerla. «¿No prefiere averiguar quién se ha muerto?» le pregunta alguien. «No hace falta, contesta,no tengo preferencias». O la historia de aquel marido que en relación a su mujer dice: «Cuando uno de nosotros se muera, yo me iré a vivir a París».
Estos chistes cínicos no serían posibles si no pudieran comunicar una verdad negada. En broma, como se sabe, se puede decir incluso la verdad.

26.Estimados hermanos. Aún hay otra plena coincidencia entre el hombre primitivo y nuestro inconsciente. Lo mismo que para aquél, también para nuestro inconsciente se da el caso de que ambas tendencias, la que reconoce la muerte como aniquilación y la que la niega como irreal, chocan y entran en conflicto. Y este caso se da lo mismo hoy que en tiempos prehistóricos: la muerte o el peligro de muerte de uno de nuestros seres queridos, de los padres, los esposos, de hermanos, hijos o fieles amigos. Estos seres queridos son para nosotros por un lado un bien íntimo, una parte de nuestro propio yo, por otro lado, son en parte extraños, incluso enemigos. Con muy pocas excepciones, las relaciones más tiernas e íntimas siempre están enlazadas con un pedacito de hostilidad que anima el deseo inconsciente de su muerte. Del conflicto de estas dos corrientes, sin embargo, hoy ya no surge la doctrina del alma ni la ética sino la neurosis, que nos permite ver hasta el fondo también de la vida anímica normal. La frecuencia de la preocupación excesivamente cariñosa entre parientes y de autoacusaciones totalmente infundadas después de casos de muerte en la familia nos ha abierto los ojos para la extensión y el significado de estos deseos de muerte, escondidos en lo más profundo.

27. No quiero pintarles más en detalle este aspecto del cuadro. Seguramente se horrorizarán, pero sin razón. La naturaleza, una vez más, ha dispuesto las cosas mucho más hábilmente de lo que nosotros lo podríamos hacer. Es seguro que no se nos hubiese ocurrido que pueda tener una ventaja el acoplar entre ellos el amor y el odio de esta manera. Pero, ya que la naturaleza trabaja con este par de contrarios, nos obliga a mantener despierto el amor y a renovarlo para protegerlo así del odio que detrás de él está al acecho. Se puede decir que el desarrollo más bello de la vida amorosa lo debemos a la reacción contra la espina de las ganas de matar que sentimos en el pecho.

28. Resumamos ahora: nuestro inconsciente es tan inaccesible para la idea de la propia muerte, tan deseoso de matar frente a un extraño, tan ambivalente hacia la persona amada como el hombre prehistórico. ¡Pero cuánto nos hemos alejado de este estado primitivo con nuestra posición cultural frente a la muerte!

29.Y ahora examinemos otra vez lo que hace la guerra con nosotros. Nos quita los sedimentos culturales posteriores y deja que vuelva a aflorar el hombre primitivo en nosotros. Nos obliga nuevamente a ser héroes que no quieren creer en la propia muerte, nos designa a los extraños como enemigos cuya muerte hay que procurar o desear, nos aconseja superar el dolor por la muerte de personas amadas. Así convierte en insostenibles todas nuestras convenciones culturales sobre la muerte. Pero la guerra no es eliminable. Mientras siguen siendo tan grandes las diferencias entre las condiciones de existencia de los pueblos y la aversión entre ellos, seguirán produciéndose guerras a la fuerza. Aquí se impone entonces una pregunta: ¿No deberíamos ser aquellos que ceden y que se ajustan a ella? ¿No deberíamos reconocer que con nuestra posición cultural ante la muerte hemos vivido psicológicamente por encima de nuestro estado? ¿No deberíamos darnos la vuelta para retar la verdad? ¿No seria mejor ofrecerle a la muerte el lugar que le corresponde en la realidad y en nuestros pensamientos y poner un poco más al descubierto nuestra relación inconsciente con la muerte, hasta ahora tan cuidadosamente reprimida? No puedo invitarles a ello como a un trabajo de nivel superior, porque de hecho es un paso atrás, una regresión. Pero seguramente contribuirá a hacernos la vida nuevamente soportable y soportar la vida es el primer deber de todo lo viviente. En el bachillerato escuchamos un proverbio político de los antiguos romanos que reza:
Si vis pacem, parabellum ; si quieres conservar la paz, ármate para la guerra.
Podríamos modificarlo para nuestras necesidades del presente: Si vis vitam, para mortem . Si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte.

Copyright, Sigmund Freud Copyrights, Colchester.

Traducción de Angela Ackerman Pílari


Anotaciones del texto “Nosotros y la muerte”

por Eduardo Chamorro*


DESORIENTACIÓN

¿Hacia dónde caminamos? Tal vez sea ésta una pregunta que el hombre haya podido hacerse en toda época digámoslo para prevenir posibles objeciones, pero reconozcamos su valor de actualidad, de expresión abreviada de un estado de conciencia que prepondera en nuestros días. Cierto que las inmutables estrellas que orientan el alma humana: amor, justicia, conocimiento, libertad, no han desaparecido. Se pregunta no más por la validez de las cartas marinas que el hombre había trazado para su propio navegar, bajo el impasible esplendor de esas inasequibles constelaciones”. (Antonio Machado, 1919. De las primeras anotaciones escritas en su cuaderno de apuntes, al acabar la Primera Guerra Mundial. (Los complementarios 37 R)

Debemos a la recién aparecida revista Freudiana (Freudiana  Publicación de la Escuela Europea de Psicoanálisis del Campo Freudiano.Número 1. pp. 7-22. Cataluña. Paidós)
la traducción al castellano del mismo. En la “Nota preliminar”, la traductora, Angela Ackermann, da noticia de este hallazgo y adviertte al lector sobre su contenido. La conferencia fue pronunciada el 16 de febrero de 1915, no en abril, como señala Stratchey. Según el conocido comentarista de la obra de Freud, éste redactaría “De guerra y muerte. Temas de actualidad”, en los meses de marzo y abril. La conferencia de febrero viene a coincidir, en muchos párrafos textualmente, con la segunda parte del ensayo freudiano. Nos encontramos, pues, con dos textos de distinta naturaleza (una conferencia hablada – y posteriormente, como era habitual en Freud, transcrita– y un artículo),  con poco tiempo de distancia entre ellos y dirigidos a destinatarios distintos: el público concreto de la B’nai B’rith  y el lector habitual de la Revista Imago.
La confrontación de ambos textos quizá nos ofrezca algunas claves para penetrar en este momento tan importante de la vida de Freud (7). Son tres los temas que me han resultado más sugerentes en esta confrontación:
1 La decepción ( Enttäuschung) ante la guerra como la experiencia que remite a la
desmentida o renegación (Verleugnung) de la percepción de la muerte.La renegación de la muerte caracteriza, para Freud, el momento actual del desarrollo de la civilización.
2 .La percepción de la muerte del ser amado (y, al mismo tiempo, odiado) como la
experiencia singular que no permite renegar  de la muerte, pues la propia muerte no tiene posibilidad de inscripción en el psiquismo.
3 .La “apuesta por la vida” como opción ética que da acceso al surgimiento de la subjetividad.

1. LA DECEPCIÓN ANTE LA GUERRA Y LA RENEGACIÓN DE LA MUERTE.

Sabemos que en el texto deI  tema de la decepción (o desilusión,como traduce Etcheverry el término Enttäuschung) da título a la primera parte del ensayo. Título equívoco, pues “la decepción provocada por la guerra” es, en realidad, el punto de arranque. Podríamos entender el título como alusión al estado de ánimo en que es sostenida la pregunta que Freud se hace en esta primera parte, pregunta sobre el por qué de la guerra, pregunta a la que intenta dar respuesta, pero, y ello lo desvelará hasta el final, sin conseguirlo...Se trata de trece páginas en las que Freud va describiendo de forma muy pormenorizada el nuevo panorama que ha creado la guerra. Hay algo de artificio literario en las cuatro primeras páginas. Trilling (Frecourt, 1982,p.115) habla de una “espèce de fausse naïveté”.

Freud describe los espléndidos resultados a que ha llegado la civilización para, acto seguido – y no es posible leer los párrafos que siguen sino atravesados por una contenida ironía – sugerir la guerra que podría haberse esperado a partir de esos resultados: una guerra “civilizada”, guerra imposible, como la que se desprende de la lectura de los acuerdos que suscribiría, más tarde, la Sociedad de Naciones. Nada de eso ha sucedido. “La guerra, en la que no quisimos creer, ha estallado ahora y trajo consigo... la desilusión.” (1915, p.280).
Esos puntos suspensivos marcan el momento de inflexión de la primera parte del ensayo. Freud cambia el registro narrativo. Desaparece el tono irónico, distanciador, y se presenta como testigo que pone ante la mirada del lector la tragedia de una guerra en la que ambos están – estamos, podríamos decir, pues el texto de Freud cobra, otra vez, actualidad – implicados.
“No sólo es más sangrienta y devastadora que cualquiera de las guerras anteriores, y ello a causa de las poderosas y perfeccionadas armas ofensivas y defensivas, sino que es por lo menos tan cruel, tan encarnizada y tan inmisericorde como ellas. Transgrede todas las restricciones a que nos obligamos en tiempos de paz y que habían recibido el nombre de Derecho Internacional. No reconoce las prerrogativas del herido ni las del médico, ignora el distingo entre la población combatiente y la pacífica, así como los reclamos de la propiedad privada. Arrasa todo cuanto se interpone a su paso, con furia ciega, como si tras ella no hubiera un porvenir ni paz alguna entre los hombres. Destroza los lazos comunitarios entre los pueblos empeñados en el combate y amenaza dejar como secuela un encono que por largo tiempo impedirá restablecerlos. Se percibe a Freud profundamente afectado por el impacto de la guerra. Recordemos que era la primera vez que la civilización occidental se veía envuelta en una guerra mundial, “La Gran Guerra”. Creemos poder decir que nunca antes un acontecimiento había destruido tanto del costoso patrimonio de la humanidad, ni había arrojado en la confusión a tantas de las más claras inteligencias, ni echado tan por tierra los valores superiores (1915, p. 277)”

Se percibe a Freud profundamente afectado por el impacto de la guerra. Recordemos que era la primera vez que la civilización occidental se veía envuelta en una guerra mundial, “La Gran Guerra”

"Creemos poder decir que nunca antes un acontecimiento había destruido tanto del costoso patrimonio de la humanidad, ni había arrojado en la confusión a tantas de las más claras inteligencias, ni echado tan por tierra los valores superiores". (1915, p. 277)

¿Qué revela esta nueva situación en la que está inmersa la humanidad? Freud va a desarrollar una respuesta: el reconocimiento de los beneficios que ha aportado la cultura en su trabajo de represión sobre la vida pulsional son ilusorios.
Ya en la Carta a Frederik van Eeden (1915) expresaba Freud cómo la guerra venía a confirmar sus tesis elaboradas a partir “del estudio de los sueños y las acciones fallidas que se observan en personas normales, así como de los síntomas de los neuróticos”.
La primera de ellas era que “los impulsos primitivos, salvajes y malignos de la humanidad no han desaparecido en ninguno de sus individuos, sino que persisten, aunque reprimidos, en el inconsciente (para emplear el término de nuestro lenguaje), y que esperan las ocasiones propicias para desarrollar su actividad”.

La segunda de las tesis era “que nuestro intelecto es una cosa débil y dependiente, juguete e instrumento de nuestras inclinaciones pulsionales y afectos, y que todos nos vemos forzados a actuar inteligente o tontamente según lo que nos ordenan nuestras actitudes (emocionales) y resistencias internas”. Así, pues, se trata de unos impulsos – llama la atención el carácter y la redundancia en las adjetivaciones: “primitivos, salvajes y malignos” – que, aunque reprimidos (por la cultura), persisten y pueden pasar al acto si la ocasión es propicia; impulsos que instrumentalizan la actividad intelectual. No es posible, por tanto, dar cuenta de ellos, pues son ellos los verdaderos protagonistas de la acción humana.
Esta doble tesis es desarrollada ampliamente por Freud en el ensayo. La guerra viene a confirmar lo que él ha mantenido siempre y que ha encontrado tanta resistencia en los que le han escuchado. (El mismo destinatario de la carta, Van Eeden, nunca aceptó las ideas de Freud).
En estas fechas Freud está dedicado a los denominados Escritos Metapsicológicos. Comenzaría uno de ellos, Pulsiones y destinos de pulsión (1915), el 15 de marzo y lo acabaría el 4 de abril. Y no podemos menos de trasuntar cómo la experiencia de la guerra debió propiciar ciertos desarrollos. Me refiero, a modo de ejemplo, al análisis de las oposiciones de amor-odio. El odio es presentado como “más antiguo que el amor; brota de la repulsa primordial que el yo narcisista opone en el comienzo al mundo exterior prodigador de estímulos.” (p. 133) Poco antes había empleado la metáfora de las erupciones volcánicas. “Entonces podemos imaginar que la primera erupción de lava, la más originaria, prosigue inmutable y no experimenta desarrollo alguno.” Así pues, la teoría pulsional  ofrece explicaciones cuando nos preguntamos sobre el por qué de la guerra. Aunque no del todo. Freud no queda satisfecho.Recordemos cómo el ensayo sobre  Pulsiones está continuamente matizado,desde su mismo comienzo, por expresiones que insisten en el carácter hipotético de su teoría. Del mismo concepto de “pulsión” nos dice que, siendo básico es “bastante oscuro”. Y cuando llega al principio de placer, principio regulador de las sensaciones de la serie placer-displacer, y que había constituido un pivote de toda su concepción del aparato psíquico, le vemos vacilar y reconocer que “la imprecisión de esta hipótesis es considerable”. Hay algo más allá del principio del placer que está ya minando esta teorización...En Consideraciones de actualidad de guerra y de muerte, al llegar al final de la primera parte Freud, que parece haber “cerrado” su argumentación con el desarrollo de los dos núcleos esbozados en la Carta a Van Eeden, vuelve a hacerse la misma pregunta inicial para acabar confesando su incapacidad de respuesta.

¿Por qué los individuos-pueblos en rigor se menosprecian, se odian,se aborrecen, y aun en épocas de paz, y cada nación a todas las otras?Es bastante enigmático. Yo no sé decirlo. (1915, p.280)

Queda así, otra vez, abierta la pregunta. Va a realizar un segundo intento de respuesta en la segunda parte. Es el texto que ha desarrollado ante el público de la B’nai B’rith. Sabemos de la fidelidad de Freud con esta Asociación Cultural. Asistía quincenalmente a las reuniones desde hacía muchos años. En varias ocasiones ofreció conferencias. ¿Por qué ahora? ¿Qué lleva a Freud a reunirse con sus “hermanos”, así los denomina, “hijos del Pacto”, tal la traducción del nombre de la Asociación? ¿En qué sentido la guerra, su impacto, pide ser compartido y elaborado con ese grupo?.

A continuación, en el  texto citado, aparecen nuevas reflexiones sobre las expresiones de Freud acerca de la muerte, junto con la publicación del debate con diferentes participantes.

El texto completo puede leerse en:


Eduardo Chamorro
España

(1) Revista de Psicoanálisis - EDITADA POR LA ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA ARGENTINA - Tomo LXVII - Diciembre 2010 Número 4
Buenos Aires, República Argentina
ISSN 0034-8740


(1a) Publicada en la Revista Freudiana, Nº 1, 1991, págs 6-22. (Publicación de la Escuela Europea de Psicoanálisis del Campo Freudiano-Cataluña, Difusión Ediciones Paidós, Barcelona).
La Revista de Psicoanálisis ha publicado otra traducción de esta entrevista en el año 1991 N° 4, págs 677-687 realizada por Marcelo Aptekmann.
Publicada en la Revista de Psicoanálisis de Madrid, 13 (1991) 109-126

(2) Expresión del lenguaje coloquial, actualmente poco usada, que significa «no querer saber nada de un asunto». (N. d. T.)

(3) Los Asra son una tribu árabe, mencionada en De l’amour de Stendhal. El poeta Heinrich Heine se inspiró en esta mención en su Romancero, donde dice: «...y mi tribu son aquellos Asra que mueren cuando aman». (N. d. ed. alemana).

(4) "Der Kleinste lebende Philister / zu Stuttgart am Neckar, viel glücklicher ist er, / als ichder Pelide, der tote Held, / der Schattenfürst der Unterwelt” Se trata de la estrofa finalde “Der Scheidende» (El que se despide), uno de los últimos poemas de Heinrich Heinle"

(5) Es Kann mir nix g’scheh’n, exclamación procedente de la obra popular «Die Kreuzels-schreiber» (Los que escriben en cruces, es decir, los analfabetos) del dramaturgo austríaco Ludwing Anzensgruber (1839-89). Freud usa la misma frase en su trabajo «El poeta y la fantasía» (1908). (N. d. ed. alemana)

(6) En la versión editada de este texto, Freud precisa que encontró esta pregunta de Rousseau en la novela de Balzac, Pere Goriot, de la que, al parecer quedó en el lenguaje coloquial francés la expresión: tuer son mandarin. (N. d. ed. alemana)

(7) Ver Jones (1989, vol. 2, pp. 182-222). Gay (1989, pp. 437-523)

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